Institución Educativa La Independencia
“Saber más para ser mejores”
Nuestra tendencia pedagógica es hacia el modelo social para el desarrollo humano
Construir una tendencia pedagógica que identifique y cohesione las prácticas educativas que se viven día a día en las aulas, pasillos, corredores y canchas de la Institución, es recordar un camino recorrido, en varias décadas, por colectivos de docentes, directivos docentes, padres y madres de familia y estudiantes.
Entendemos la escuela como el espacio, por excelencia, para la construcción de escenarios de paz y convivencia, para el crecimiento integral de los niños, las niñas y los/as jóvenes, y como el eje de la transformación social y de solución pacífica de conflictos.
Según el investigador Rafael Flórez (1994), un modelo pedagógico es una construcción ideal, una utopía hacia la cual caminar, un ideal por construir entre todos y todas. Un modelo pedagógico busca dar respuesta a cinco interrogantes:
En la I.E. La Independencia fundamentamos el modelo pedagógico social para el desarrollo humano en la concepción de “La escuela como institución social (…) llamada a configurarse como un agente de cambio social: se constituye como un puente entre el mundo real y su posible transformación en busca del bien común” (González, 65).
La construcción de este modelo parte de la experiencia vivida, las características de nuestra comunidad, las particularidades del contexto; y las respuestas que la institución educativa ofrece a los y las estudiantes. Así como las alternativas que la I.E. puede ofrecer a su comunidad educativa.
Se está construyendo una pedagogía integradora, que propenda por la formación del carácter y la consolidación de competencias académicas, que permitan, a los estudiantes, comprender el mundo de manera responsable y equitativa, para desempeñarse acertadamente en la sociedad.
Propósito de formación
La I.E La Independencia contribuye a la formación integral, está sustentada en los valores y principios institucionales establecidos en el manual de convivencia, del ser humano, entendida por los diversos estamentos institucionales como la formación de un estudiante crítico, autónomo y reflexivo. Contribuye a la formación de un estudiante con las competencias cognitivas básicas y fundamentales orientadas al ser, saber, saber hacer y saber convivir; capaz de analizar y comprender las necesidades de su entorno local y nacional y con el liderazgo y la actitud necesaria para proponer e implementar estrategias que contribuya a la transformación de una sociedad que sea cada vez más justa, equitativa y solidaria; haciendo vida el lema institucional saber más para ser mejor.
Metodología
Se toman en consideración, fundamentalmente, las metodologías activas y participativas que favorecen el desarrollo humano integral del educando, que fomenten el trabajo en equipo, respeten el ritmo de aprendizaje y las características de los estudiantes. Entre éstas prevalecen: la metodología por proyectos, la solución de problemas, las preguntas problematizadoras, las secuencias didácticas, las técnicas grupales, el debate, las exposiciones.
Además, se toman en cuenta estrategias flexibles, incluyentes y dialógicas, donde los/as estudiantes con barreras en el aprendizaje, con condiciones de educabilidad, tengan derecho a disfrutar plenamente de la vida escolar, a gozar del cuidado y el respeto de la comunidad y a ser educados de acuerdo con sus potencialidades y ritmos de aprendizaje.
Relaciones entre maestros y estudiantes
Los/as docentes y los/as directivos/as docentes de La Independencia estimulan la creatividad e innovación de los/as estudiantes, incitan el desarrollo del pensamiento, se convierten en facilitadores/as, orientadores/as y motivadores/as de los procesos de aprendizaje, investigadores/as de su práctica y mediadores/as en la solución de conflictos dentro y fuera del aula. Asumen la responsabilidad de su profesión, siendo autónomos/as y críticos/as; desarrollan sus prácticas pedagógicas en concordancia con los principios y las políticas institucionales.
Los/as docentes críticos/as no dan respuestas acabadas, sino que permiten dudar e inquietarse frente a determinados conceptos, reconociendo en el error una nueva oportunidad para aprender, por lo que los saberes previos de los/as estudiantes son reconocidos y valorados dentro del proceso formativo.
Por ello, las relaciones que establecen con los y las estudiantes son dialógicas, mediadas por el respeto y el reconocimiento; que implican la escucha, el trato digno de parte y parte. Son relaciones de confianza, que se llevan a cabo a través de pactos de confidencialidad. En fin, se trata de relaciones horizontales, en las cuales cada una cada una de las partes, es mediadora del conocimiento.
El maestro es un ser significativo, pues se convierte en un escucha atento, que orienta las acciones, que despliega su afectividad y autoridad cercana para apoyar los procesos de formación.
Criterios para seleccionar los contenidos a enseñar y aprender
Los criterios para la selección de los contenidos a enseñar y aprender, parten de las relaciones entre los lineamientos, los estándares y el contexto; así, se trata de una construcción significativa que tiene en cuenta la realidad; pues se trata de una lectura analítica entre los criterios legales y el diagnóstico educativo que implica la revisión de los criterios institucionales.
Así, los referentes curriculares implican un currículo de reconstrucción social, problematizador, comprehensivo, activo, flexible, con contenidos significativos y pertinentes, que privilegian el contexto, la cultura, los saberes, las costumbres. Es un currículo en reconstrucción permanente, donde maestros/as, alumnos/as, padres y madres de familia y agentes de la comunidad se encuentran para trabajar en conjunto, aportando a la solución de problemas sociales, para mejorar la calidad de vida.
De tal modo que la organización de los contenidos atiende a los siguientes criterios:
Concepción de evaluación
En la Institución Educativa La Independencia concebimos la evaluación como un proceso continuo y permanente, que posibilita la autorregulacion y el mejoramiento de procesos formativos en las dimensiones cognitiva, afectiva y de convivencia. Así, se utilizan la autoevaluación, la heteroevaluacion y la coevaluacion como formas que reconocen las características personales, los intereses, los ritmos de desarrollo y los estilos de aprendizaje, por lo que la evaluación trasciende la medición para llegar a una valoración con sentido y significado.
Los criterios de evaluación en la Institución son públicos, conocidos previamente, consensuados, y permitan un aprendizaje desde el ensayo y el error. Además, posibilitan la revisión, el análisis, la argumentación y la actualización del currículo y del PEI
Referencias bibliográficas
Flórez, Rafael, 1994, Hacia una pedagogía del conocimiento, Bogotá Mac Graw-Hill.
González, Elvia María, 1996, Corrientes pedagógicas contemporáneas, Medellín, Universidad de Antioquia.
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